El mayor poder del hombre, está contenido en su palabra, sobre todo, cuando es congruente con sus hechos. Precisamente en eso es que somos imagen y semejanza de Dios; porque solo con la palabra, Él hizo los cielos y la tierra, y después la transfirió a nosotros. Con ella, nos diferenció del resto de la creación, para que de este modo también continuáramos su obra. La palabra se revitaliza con la sinceridad, aunque esta no sea verdad, es su amante; y si hay dos virtudes que definen la conciencia de Dios, son estas: la verdad y el amor.
Es una ironía de la vida y de la historia que personas tan sencillas y amantes de la verdad como Juan Felino, se vean obligados a recriminarnos peor que a necios, en nuestros caminos recivilizados y ciegos, porque a pesar del aumento incesante de la ciencia, la tecnología y las especializaciones; sin embargo, cada vez mas nos conducimos a reproducir peores problemas sociales. Si por lo menos llegáramos a entender que no somos ni Mesías, ni tampoco animales; sino seres humanos y como tales, falibles. Y es que hemos fallado, como lo evidencia actualmente el alarmante y continuo acrecentamiento de la inequidad social, lo que nos indica que deberíamos reconocer, que de igual forma, tenemos que cambiar los modelos y proyectos que nos han servido de referencia para llegar a los actuales y vergonzosos estándares que enfrentamos.
Ironía, porque siempre nos han enseñado que procuremos lo mejor con las palabras mas decentes, pero cuando escasea la sinceridad y la congruencia, es necesario rebelarse o protestar de modo contrario y Juan, con su sabiduría "sabanera" y sobre todo con su valentía, nos ha venido alertando de esta manera durante todos estos años con su mal y buen humor.
Tal vez resumamos las palabras de los dos párrafos anteriores con una afirmación del mismo Juan Felino: "¿Jaimito...? ese era un filosofo". Justamente de eso se trata la diversidad y el colorido de los pensamientos, porque si todos profesáramos similares patrones de conducta, la vida sería demasiada rígida y aburrida; entonces animémonos, nunca tengamos miedo de decir nuestras palabras. Tal como nos cantaba el Panita, Alí Primera, él así nos lo conceptuó aquí en Paraguaná.
Juan tiene que agradecer que no nació en la época de la santa inquisición, porque además de haber padecido persecuciones y torturas, sus obras hubiesen tenido que ser anónimas, como sucedió con el Lazarillo de Tormes, tan perseguidas, que ni en el Índice hubiesen aparecido sus títulos. Pero hoy sabemos que el imperio del acartonamiento y el engaño no pudo luchar contra las semillas de la verdad que iban contenidas dentro de aquellas entonantes y desentonantes jocosidades, que embelesan con verdadero ímpetu la atención de niños y adultos de todas las razas y clases sociales, principalmente de la marginadas que siempre han sido mayorías, donde el "humor felino" viene a ser el cebo que cautiva y recicla la inclinación obscena de un pueblo y la convierte en capacidad para engendrar conciencia, como sucede con el inusual mensaje de Juan.
En su carta a Judas Iscariote, en este nuevo libro, Juan demuestra una vez más sus profundos conocimientos teológicos, también en todo el libro y por eso lo recomiendo, comprueba su dominio de las ciencias universales y de la actualidad mundial, discernimientos que se demuestran siempre en su trato cotidiano y en sus FELINADAS todos los martes en nuestro Diario Médano. Lo hace de un modo extraordinario, cuando de manera quirúrgica resalta las ridiculeces de los que en nombre de la fe, la cultura, la ciencia, la familia, la democracia y la Patria, tratan de anteponer sus intereses y convertirnos a la mayoría de nosotros en sus majaderos útiles. ¡Muchas gracias Juan Felino por hacernos cada día más sabios y risueños!
A Juan se le identifica por su humildad en todo momento, me tomo aquí la libertad de manifestarlo a los que no lo conocen, al transcribir un párrafo de "FELINADAS II" que reseña su modestia: "Para catalogar la verdadera personalidad de un sujeto sólo hay que endilgarle un litro de <<CABALLITO FRENAO>> a ver cómo reacciona. Yo me sometí a tal experimento y fui reprobado. Lo que significa que <<RASCADO>> no sirvo para un carajo. "Ni bueno, ni sano tampoco‟ – remachó mi suegra."
¿A quien ofende Juan Felino con sus buenas o malas palabras? Ojalá pronto llegara el día en que nos ofendan mas las injusticias que las obscenidades; que nos sensibilicemos a tal punto, que podamos responder según nuestras cualidades y recursos, al hambre, a la orfandad, a la ignorancia, a la mentira y la hipocresía, así como a la insalubridad, al caos de los hospitales y cárceles, a la inseguridad, a las guerras y a la impunidad, llegará el día en que nos ofendan mas estas inequidades legalizadas que las procacidades. ¿Como y cuando sabremos que ese día ha llegado a nosotros? Lo sabremos cuando también nos hagan reír y concienciar las palabras de humoristas y poetas sabaneros como Juan Felino.
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